jueves, 29 de marzo de 2012

Homo Erectus-Ergaster

Homo erectus es un homínido extinto, que vivió entre 1,8 millones de años y 300 000 años antes del presente (Pleistoceno inferior y medio). Los H. erectus clásicos habitaron en Asia oriental (China, Indonesia). En África se han hallado restos de fósiles afines que con frecuencia se incluyen en otra especie, Homo ergaster; también en Europa, diversos restos fósiles han sido clasificados como H. erectus, aunque la tendencia actual es la de reservar el nombre H. erectus para los fósiles asiáticos.

Era muy robusto y tenía una talla elevada, hasta 1,80 m de medida. El volumen craneal era muy variable, entre 800 y 1200 cm3 (la media fue aumentando a lo largo de su dilatada historia). Poseía un marcado toro supraorbitario y una fuerte mandíbula sin mentón, pero de dientes relativamente pequeños. Presentaba un mayor dimorfismo sexual que en el hombre moderno.La industria lítica que producía pertenece principalmente al Achelense y probablemente conocía el uso del fuego.
El descubrimiento de útiles o herramientas fosilizadas y esqueletos de grandes mamíferos cerca de los fósiles de Homo erectus (hombre erguido) sugiere que estos ancestros humanos llevaron una existencia más compleja que las especies anteriores. A pesar de que su estructura anatómica se parece a la de los seres humanos actuales, los antropólogos han encontrado que el cerebro humano sufrió muchos cambios durante la evolución de una especie a otrante la evolución de una especie a otra.
El ejemplar más antiguo tiene 1 millón de años y el más joven tan solo de 100.000 y corresponden a Java (Asia). En China se han encontrado de una antigüedad de entre 800.000 a 230.000 años. Se parece mucho al Homo Ergaster, pero tiene mayor capacidad craneal (750-1.300 cc). Los ejemplares de Java y China difieren en algunos aspectos, considerándose como dos subespecies, el Homo erectus erectus, para los primeros, y el Homo erectus pekinensis, para los segundos.
  DESARROLLO
El Homo erectus posee las siguientes características:
El cerebro que va en aumento de la capacidad craneana de 750 a 1250 cm3 más que el Homo Habilis. El cráneo podía tener tres rasgos distintos:
- Recto y grueso toro supra orbital: No todos los Homos erectus lo tienen recto, por ejemplo se encontraron en Grecia y Francia cráneos que no eran nada rectos.
- Cresta sagital en el cráneo: Este tipo de cráneos se encuentra en los Homos erectus asiáticos.
- Grueso saliente occipital: Al igual que la anterior es frecuente en los Homos erectus asiáticos.
Se alimentaban de lo que cazaban y recolectaban de frutos y raíces y vivían en cavernas cálidas o adversas. Este tipo de Homo tenía una vida sedentaria.
Entre ellos descubrieron el fuego, se dividían el trabajo y presentan un comportamiento cooperativo. En el proceso de hominización estaban en la fase humana antigua.
Su estructura física constaba del aumento de la estatura, la contextura más fuerte y el rostro con características actuales.
¿Podía el Homo erectus hablar? Los científicos creen que los huesos del muchacho de Turkana sugieren que no, ya que los conductos nerviosos de sus vértebras no eran lo suficientemente grandes como para contener los complejos sistemas precisos para controlar la respiración, algo imprescindible a la hora de hablar. Quizá desarrolló algún tipo de lengua de signos, o quizá algo similar a los gruñidos de los adolescentes de hoy en día, un equivalente verbal a los actuales mensajes de texto por móvil. Con sus útiles portátiles, la protección de sus comunidades y la magia del fuego, aquellos individuos estaban listos para partir hacia cualquier lugar donde pudieran encontrar alimento. El Homo erectus fue la primera especie de homínido que se embarcó en un viaje exploratorio fuera de África —los primeros emigrantes de la humanidad, los antiguos Marco Polo africanos.
Hecho por: Andrea, Amparo y Silvia

jueves, 1 de marzo de 2012

SILEX


El sílex (SiO2), también llamado pedernal en su variedad nodular de color negro, es un mineral perteneciente a las anhidras amorfas dentro del grupo de la sílice (como el cuarzo o la calcedonia), todas ellas de la subclase de los tectosilicatos. Su estructura es criptocristalina (agregados de cristales solo observables al microscopio electrónico).[1]
De gran dureza (7 en la escala de Mohs), se usó en la Edad de Piedra para la elaboración de herramientas cortantes por su capacidad de romperse en lascas (fractura concoidea, láminas rectas con ligeras curvas). Se rompía en puntas cortantes.
También fue usado para encender fuego por su capacidad de crear chispas al chocarse con otra pieza de igual o mayor dureza. Generalmente se halla asociado con la caliza, rocas sedimentarias formadas por carbonato de calcio, depositadas en aguas profundas. Típicamente se presenta en forma de nódulos entre estratos de caliza.
El hombre primitivo utilizaba el pedernal, junto con la obsidiana, un vidrio de origen ígneo, para manufacturar herramientas punzo-cortantes, como hachas de mano, puntas de flechas y puntas de lanzas.
Dado que el pedernal produce chispas al ser golpeado con otras rocas duras o con metales, también fue usado para encender hogueras. Posteriormente fue empleado en las primeras armas de fuego, las armas de chispa, para iniciar la combustión de la pólvora. Esta aplicación continúa hasta nuestros días, siendo común que se utilice para producir la chispa en los encendedores

MICROLITOS


Los microlitos son artefactos líticos tallados intencionalmente por el ser humano, sobre todo durante la Prehistoria, de tamaño extremadamente pequeño, pero lo suficientemente elaborados como para no ser considerados desechos ni accidentes de talla. Los microlitos tienen como soporte una hoja o una hojita (de sílex casi siempre) y su forma se remata por medio de retoques abruptos o truncaduras. Teniendo en cuenta estos rasgos comunes, suelen distinguirse dos grandes familias de microlitos: los laminares (más propios del final del Paleolítico Superior y del principio del Epipaleolítico) y los geométricos (característicos del Mesolítico, del Neolítico e, incluso de alguna cultura posterior con arraigadas tradiciones cinegéticas). En efecto, cualquiera que sea la clase de microlito (laminar o geométrico), se asocian a arma de caza, ya que son elementos que forman parte de la punta de jabalinas, venablos y, ya en periodos tardíos, de flechas.

MEGALITOS Y MENHIRES




El término megalitismo procede de las palabras griegas mega (μεγας), grande y lithos (λιθος), piedra. Aunque en sentido literal podemos encontrar construcciones megalíticas en todo el mundo, desde el Japón a los gigantes de la Isla de Pascua, en sentido estricto muchos autores únicamente denominan megalitismo al fenómeno cultural focalizado en el Mediterráneo occidental y la Europa atlántica, que se inicia desde finales del Neolítico y dura hasta la Edad del Bronce, caracterizado por la realización de diversas construcciones arquitectónicas hechas con grandes bloques de piedra escasamente desbastados llamados megalitos. Así, según estos investigadores, cuando hablamos de megalitismo no deberíamos incluir las construcciones ciclópeas correspondientes a otras dinámicas culturales como las del Bronce egeo, las baleáricas o las sardas, ni mucho menos las de Egipto o Polinesia.[1]
Grandes monumentos megalíticos se hallan diseminados por buena parte de Europa occidental, pero los focos más importantes se encuentran en Bretaña, sur de Inglaterra e Irlanda, y sur de España y Portugal

Un menhir es la forma más sencilla de monumento megalítico. Consiste en una piedra por lo general alargada, en bruto o mínimamente tallada, dispuesta de modo vertical y con su parte inferior enterrada en el suelo para evitar que caiga
El término es originario de Francia y resulta de la unión de dos palabras del idioma bretón: men («piedra») e hir («larga»). Fue adoptado por los arqueólogos en el siglo XIX.

SILEX


El sílex (SiO2), también llamado pedernal en su variedad nodular de color negro, es un mineral perteneciente a las anhidras amorfas dentro del grupo de la sílice (como el cuarzo o la calcedonia), todas ellas de la subclase de los tectosilicatos. Su estructura es criptocristalina (agregados de cristales solo observables al microscopio electrónico).[1]
De gran dureza (7 en la escala de Mohs), se usó en la Edad de Piedra para la elaboración de herramientas cortantes por su capacidad de romperse en lascas (fractura concoidea, láminas rectas con ligeras curvas). Se rompía en puntas cortantes.
También fue usado para encender fuego por su capacidad de crear chispas al chocarse con otra pieza de igual o mayor dureza. Generalmente se halla asociado con la caliza, rocas sedimentarias formadas por carbonato de calcio, depositadas en aguas profundas. Típicamente se presenta en forma de nódulos entre estratos de caliza.
El hombre primitivo utilizaba el pedernal, junto con la obsidiana, un vidrio de origen ígneo, para manufacturar herramientas punzo-cortantes, como hachas de mano, puntas de flechas y puntas de lanzas.
Dado que el pedernal produce chispas al ser golpeado con otras rocas duras o con metales, también fue usado para encender hogueras. Posteriormente fue empleado en las primeras armas de fuego, las armas de chispa, para iniciar la combustión de la pólvora. Esta aplicación continúa hasta nuestros días, siendo común que se utilice para producir la chispa en los encendedores

MICROLITOS


Los microlitos son artefactos líticos tallados intencionalmente por el ser humano, sobre todo durante la Prehistoria, de tamaño extremadamente pequeño, pero lo suficientemente elaborados como para no ser considerados desechos ni accidentes de talla. Los microlitos tienen como soporte una hoja o una hojita (de sílex casi siempre) y su forma se remata por medio de retoques abruptos o truncaduras. Teniendo en cuenta estos rasgos comunes, suelen distinguirse dos grandes familias de microlitos: los laminares (más propios del final del Paleolítico Superior y del principio del Epipaleolítico) y los geométricos (característicos del Mesolítico, del Neolítico e, incluso de alguna cultura posterior con arraigadas tradiciones cinegéticas). En efecto, cualquiera que sea la clase de microlito (laminar o geométrico), se asocian a arma de caza, ya que son elementos que forman parte de la punta de jabalinas, venablos y, ya en periodos tardíos, de flechas.

MEGALITOS Y MENHIRES




El término megalitismo procede de las palabras griegas mega (μεγας), grande y lithos (λιθος), piedra. Aunque en sentido literal podemos encontrar construcciones megalíticas en todo el mundo, desde el Japón a los gigantes de la Isla de Pascua, en sentido estricto muchos autores únicamente denominan megalitismo al fenómeno cultural focalizado en el Mediterráneo occidental y la Europa atlántica, que se inicia desde finales del Neolítico y dura hasta la Edad del Bronce, caracterizado por la realización de diversas construcciones arquitectónicas hechas con grandes bloques de piedra escasamente desbastados llamados megalitos. Así, según estos investigadores, cuando hablamos de megalitismo no deberíamos incluir las construcciones ciclópeas correspondientes a otras dinámicas culturales como las del Bronce egeo, las baleáricas o las sardas, ni mucho menos las de Egipto o Polinesia.[1]
Grandes monumentos megalíticos se hallan diseminados por buena parte de Europa occidental, pero los focos más importantes se encuentran en Bretaña, sur de Inglaterra e Irlanda, y sur de España y Portugal

Un menhir es la forma más sencilla de monumento megalítico. Consiste en una piedra por lo general alargada, en bruto o mínimamente tallada, dispuesta de modo vertical y con su parte inferior enterrada en el suelo para evitar que caiga
El término es originario de Francia y resulta de la unión de dos palabras del idioma bretón: men («piedra») e hir («larga»). Fue adoptado por los arqueólogos en el siglo XIX.